jueves, 3 de julio de 2014

Historias de Aeropuertos

 Hace varios años,  se estrenaba una película tipo comedia romántica con Hugh Grant, Emma Thompson, Liam Neeson, Keira Knigtly  entre otros. Eran 8 historias que iniciaban o se definían en aeropuertos. Decía al comenzar un locutor en off, que era un lugar de encuentro que todos los días y a toda hora ofrecía historias mínimas para contar.

Siempre me dio vueltas esa idea que contiene una magia singular y presto atención a caras y gestos intentado descubrir lo que esconden.

La Terminal 1 del Aeropuerto de Guarulhos  (la de vuelos domésticos) es por estos días una fiesta para la imaginación. Este Mundial tiene la particularidad de generar traslados de equipos y seguidores a través del país vía aérea, por las distancias entre sedes, los diversos lugares donde se ubican los bunkers de los seleccionados, la poca disponibilidad de autopistas agiles, sobre todo hacia el norte

Entonces, tanto San Pablo como Río se convierten en un hub de idas y venidas incesantes, de fanáticos que a medida que pasan los días, se van confundiendo. En esta Torre de Babel de camisetas y colores vi empujar carritos de equipajes un croata con sombrero mexicano, un USA soccer supporter con camiseta de Colombia, un contingente español en la cola de Air Europa rumbo a casa, un ghanés con bufanda de Alemania, dos cameruneses perdidos como su equipo,  costarricenses que pretendían cambiar sus pasajes porque milagrosamente se quedaban una semana más….

También chilenos, decenas de mexicanos que volvían de Recife, y multitud de casacas amarillas: los colombianos a pesar de estar jugando en Cuiabá pareciera que están por todo Brasil.

 
 
 
Sobre el final de la terminal, se instaló un lounge mundialista. Alfombra simulando césped y marcadas las áreas, puff simulando pelotas, televisores donde ver los partidos, play station para los orientales difíciles de identificar.
 
Allí, en esa ONU espontánea, se hablaban varios idiomas, se intercambiaban figuritas, se recargaban smartphones…

 
 
 
Si los aeropuertos albergan historias en cada persona, aquí se entrelazan destinos que ningún otro evento en el planeta sería capaz de hacerlo, mientras esperan al avión que los lleve allí donde sus equipos los necesite.

Pd: mis amigos dicen que la peli, Love Actually, es un bodrio….a mí me gusta, la banda de sonido es fantástica. Véanla  y me cuentan

miércoles, 2 de julio de 2014

El Legado

Escuche a Ronaldo decir que la Copa Mundial FIFA 2014 dejaría un Legado permanente para todos los brasileros.

La máxima figura futbolística de los últimos 30 años de Brasil, defendía de este modo a la Organización del Mundial (de la cual de alguna manera participa con su presencia en innumerables actos) La discusión se plantea internamente en el país por el costo de las obras,  dudando que el dinero invertido/gastado (la definición es a gusto del consumidor, según estés a favor o en contra) haya sido en favor de la población o algo que debía destinarse por otros canales a mejorar su calidad de vida (no me detengo en las incesantes y violentas protestas previas a la Copa)
Pues bien, como un simple observador apenas llegado, tuve curiosidad por visualizar las mejoras que la Copa pudo haber traído al aeropuerto de Sao Pablo (tenía 7 horas de espera en la conexión a Porto Alegre).

No era la primera vez que llegaba a Guarulhos. A primera vista, no encontraba nada demasiado diferente. Pero  un cartel indicaba el acceso a la Terminal 3, que estaba en construcción hace unos meses, por lo que busque un carrito y fui a conocerla.
Moderna, limpia, brillante, con un concepto parecido a las terminales nuevas de Barajas…..pero totalmente vacía.  Restaurantes y puestos de comidas al paso impecables, llenos…de personal de brazos cruzados, hablando entre ellos. 


 Dos niñas en el control de check in, al que nadie entraba, ya que no había vuelos. Operarios todavía colocando paneles cerca del acceso de tripulaciones.  Anuncios de más restaurantes, coming soon.

En esa Terminal 3 llegan los vuelos de Swiss Air, Lufhansa, Air Canada, United, KLM, entre las que pude ver. Turismo de Primer Mundo, con pocos vuelos que llegan de mañana, y se van de noche. A la hora que la recorrí, casi nadie la usaba.




Volví a las terminales 2 y 1, a mirarlas con otros ojos.  Son las de vuelos de cabotaje y regionales. Gente atiborrada en menos mostradores,  en menos espacios para consumir, negocios con mucho menor glamour. El acceso a embarque antiguo y las salas de preembarque casi sin servicios.

Ningún cambio, donde se mueven los brasileros. O los viajeros de países de la región.





No es una crítica, solo una simple observación. Quizás, solo quizás, Ronaldo se refiera al legado a todo aquello que el impulso de la Copa seguirá teniendo sobre obras de infraestructura, y a que los beneficios económicos que deje, se destinen a terminar obras que afecten la calidad de vida de los brasileños.

Ojala. Sería merecido.

Desde el Aire

Fueron casi 24 horas en 1998 lo que nos llevó conectar Buenos Aires - Lyon, via Madrid y Ginebra
Otras 18 horas fue el trayecto Buenos Aires - Hamburgo vía Frankfurt  en 2006.
Más directo y corto fue el charter de Aerolíneas a Johannesburgo en 2010
 

El LAN 4540 voló 2:20 hs hasta estar en espacio aereo de San Pablo, donde comienza este viaje mundialista. Y que pase lo que pase nos verá partir.
La mayoría de ese tiempo sobrevoló el mar hasta que el perfil marítimo brasilero aparecio en el horizonte de la ventanilla. Reingresamos al continente a la altura de lo que en breve sera el bunker por varios días: Guaruja





San Pablo es una ciudad inabarcable. Centro económico, financiero y cultural del mundo, son varias caras en una. Conviven alrededor de 100 etnias, tanto locales como inmigración europea. Más de 11 millones de personas se mueven intensamente, allí abajo.





El aeropuerto internacional de Guarulhos, destino de este vuelo está en la zona noereste de la ciudad. En un día normal de semana, llegar hasta el centro financiero, con este vuelo puede tardar casi 3 horas de auto. A pesar de ser solo 50 km.

Desde el aire, en la misma linea de ruta entre el mar y el aeropuerto, sobrevolamos en descenso el barrio de Itaquera, donde se emplaza la Arena Corinthians, sede de la fiesta inaugural y si Messi nos acompaña, escenario de, al menos, los octavos de final.

Una cajita de zapatos desde estas alturas, aunque no parecia muy distinto por la tele.

Falta poco para aterrizar. A cualquier lado del avión, el cemento invade el horizonte. Guarulhos nos hará esperar unas cuantas horas hasta tomar otro avión hacia Porto Alegre, destino final de este primer tramo de un nuevo Diario de Viaje Mundialista.