No.
No, no, de ninguna manera.
Les aseguro que no es lo que están pensando....
Hoy más que nunca soñamos despiertos...
A pesar del esfuerzo del día anterior, el cuerpo no pide descanso. No quiere ni escuchar hablar de esperas ni pausas. Hoy juega Argentina octavos de final, hoy ponemos a prueba nuestro ilusión, hoy, como cada cuatro años, es por el historia de un equipo. Hoy paga el pasaje, la estadía, justifica el viaje.
No, es impensado que el cuerpo afloje.
Desde temprano, los Mundialistas están despiertos. A las 8:30, no hay argumentos para seguir en la cama. Deambulan concentrados, cada uno ensimismado en sus pensamientos y rituales, casi no hay tiempo para nada, faltan sólo 13 horas para que el equipo de Diego salga rumbo al centro del Soccer City
El desayuno es calmo, sin grandes conversaciones. Se ordena estar listos a las 11 a.m., no hay que arriesgar nada. No hay otros compromisos, no hay otros planes. Ni siquiera, hay Matemática ni Lengua.Se alistan las armas, se exponen en pie de guerra. El uniforme, incolumne, intacto, con el perfume de las batallas de Johannesburgo y Polokwane impregnándolo todo, ya se posa sobre nuestros pechos, tumultuoso, víctima casual del terremoto que se está gestando en los corazones
Cuando empieza a rodar la pelota, la locura y el vacío, se cruzan, se tocan, se miran a los ojos continuamente, como las bolillas en una tombola de lotería.
Esa espera, ese dejar pasar el tiempo hasta que el hecho ocurra de una vez por todas, lo fuimos a vivir, en total armonía con el momento....al Casino.
El día, recien comienza....y no se nos cruza por la cabeza que pueda ser el último
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