Cada jornada de eliminación en el espacio Mundialista genera
el desgaste de varios días de vida terrenal. Son comprimidos concentrados de
adrenalina, estimulantes antidepresivos con absurdas contraindicaciones ante un
resultado inesperado.
La vuelta a casa en la autopista Joburg – Pretoria fue
agotadora, aflojaban los músculos pero teníamos que organizar lo que viene por delante. No
sobra el tiempo, a la mañana siguiente había que reservar vuelos, alojamientos,
autos para Ciudad del Cabo, próximo escenario de aquello que vinimos a buscar.
La ola polar empezaba a perderse hacia el Norte, absorbida por la sabana inmutable. Esa mañana
ya permitía que el desayuno lo disfrutáramos con el sol tibio que iluminaba el
Brooklyn Guesthouse Café. Cuando nos encontramos, Fernando ya tenía reservas de vuelo, auto, 15
llamadas a la agencia de viajes. Los
demás seguimos sin opinar. Había que correr hacia el Cherry Lane Shopping
Center a buscar tickets y vouchers para el auto, y elegir hotel.
El Día después de Mañana, medio equipo mundialista abordará el chárter de Aerolíneas rumbo a Buenos Aires. Compromisos laborales, promesas familiares, requerimientos escolares, sea cual fuera la causa, hoy no encuentra explicación en el torbellino de emociones. Argentina seguirá rumbo a Ciudad del Cabo y nos invita seguir. Algunos iremos, otros no. Pero para eso, todavía faltan un par de partidos de octavos de final, todavía hay cosas para disfrutar.
Al mismo tiempo, los
que ya tenían fecha de vencimiento de su viaje pugnaban por a los Malls de las
afueras, a buscar los souvenirs, el salvoconducto para regresar a sus casas.
Asi transcurrió la mañana, entre reservas y regalos, hasta
una discusión en un semáforo con un bafana que casi nos afana con el precio de
bufandas y vuvuzelas. El pequeño mundialista también recolectó elementos de persuasión para maestros y favorecedores:
Lápices, lapiceras, muñecos. Y la tan ansiada corneta, que a poco de volar
llegó a sus manos.El Día después de Mañana, medio equipo mundialista abordará el chárter de Aerolíneas rumbo a Buenos Aires. Compromisos laborales, promesas familiares, requerimientos escolares, sea cual fuera la causa, hoy no encuentra explicación en el torbellino de emociones. Argentina seguirá rumbo a Ciudad del Cabo y nos invita seguir. Algunos iremos, otros no. Pero para eso, todavía faltan un par de partidos de octavos de final, todavía hay cosas para disfrutar.
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