Y finalmente, llegar al aeropuerto para tomar un vuelo que a
las 0.00 nos dejaba otra vez en Johannesburgo,
a esperar el chárter de Aerolíneas reservado a las 8 am. No es que no
tuviéramos fe, teníamos alternativas de vuelta para todas las instancias!
La llegada al aeropuerto de Ciudad del Cabo se asemejaba a
una evacuación, a un éxodo planificado, masivo. Miles de camisetas celestes y
blancas iban entrando, en silencio, mirando el piso, a chequear para los varios
vuelos que en intervalos de 20 minutos salían para la ciudad principal del
país, donde confluye la mayor parte del tráfico aéreo internacional. Las
autoridades no habían permitido cambiar el punto de salida de la vuelta a casa
desde Ciudad del Cabo.
Casi no se cruzaban palabras. Algunos souvenires comprados
de apuro, un Kalüa, unos elefantitos tallados en madera. Eso que por cábala
resistimos a hacer antes del partido.
Sin consciencia de tiempos ni espacio, nos encontrábamos
tomando una habitación del hotel del aeropuerto para descansar 5 horas. El
corazón no resistía estar despierto en una butaca incomoda esperando la hora.
No había precio que nos convenciera.
Fernando y Maxi tomaron rumbo norte. Su vuelta era via
Europa, más largo pero con mayor flexibilidad para cambios. Pablo y yo, hicimos
la fila en la puerta de embarque a la hora prevista.
El vuelo demoró su partida. Es que esperaban otro vuelo
desde el Cabo, que traía a los jugadores, que durmieron allí, más cómodos.
Tras dos horas de espera, (en la que volvimos al hotel a dormir una hora más) abordaron primero y ocuparon el último tramo de la nave.
Dos custodios impedían el paso a los baños traseros….2/3 de avión se tuvo que arreglar con 2 cabinas. Entre silencios, se discutía que se podía haber hecho, como si en el fondo del fuselaje no estuvieran las respuestas que tanto buscabamos en el corazón del intelecto
Dos custodios impedían el paso a los baños traseros….2/3 de avión se tuvo que arreglar con 2 cabinas. Entre silencios, se discutía que se podía haber hecho, como si en el fondo del fuselaje no estuvieran las respuestas que tanto buscabamos en el corazón del intelecto
Vuelo diurno, sin chances de dormir, lo que alarga la conciencia de lo que no fue. Los monitores nos mostraron las orillas del continente conocido, los bordes de nuestra geografía que habíamos dejado 19 días atrás
Bajamos y allí no hubo chance, se tuvieron que mezclar con
el resto del pasaje. Algunos pararon, otros pasaron el hall raudos
En todo caso, ellos como nosotros, mortales, también huyeron del grito sagrado de Campeones....
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