lunes, 30 de junio de 2014

DÍA 18: Entre Copas

La recomendación de los folletos del lobby y de las guías de turismo era no perderse una visita al Wineland,  las haciendas vitivinícolas refugio del poder blanco, de los orígenes de la colonización europea. Justo detrás de las protuberancias rocosas del parque del Table Mountain, los valles dedicados a la vid se extendían hacia el este.


El fútbol volvía a rodar por la tarde, por lo que no había más opciones que arrancar temprano y buscar un lugar para desayunar en algún coqueto lounge perdido en el tiempo. Con el regreso de Shakira, Bisbal, La Mancha de Rolando, Highway to Hell, Hells Bells,  toda la banda de sonido mundialista en el stereo del auto, marchamos si destino programado, al distrito vitivinícola de Stellenbosch.


En las haciendas de propiedad europea o de familias “patricias” sudafricanas (blancas), los que trabajan obviamente son de raza negra en el detrás de escena. Al menos, organizan una guardería para los pequeños hijos de los trabajadores, que descubrimos en caminos alternativos…y nos dimos el gusto de saludarnos con emoción cruzada y posar cual equipo mundialista.
Después del desayuno y de las vistas paisajísticas, analizando el Holanda-Brasil y Uruguay-Ghana del día, el destino nos puso en un top del viaje: Almuerzo en una bodega de corte Victoriano y vinos del fin del mundo (otro fin del mundo…).
Tantos días ya, en el frío, rodeados de sabana y vida animal….era hora de la caricia del sol en un ambiente europeo….donde deben hacerse los Mundiales, hombre!
Cabernets y otras uvas sudafricanas en la cata, más un menú VIP, brindis con burbujas, dormitando sus efectos, hacían correr el tiempo al equipo ya diezmado con solo cuatro representantes, desenfocando la cabeza de la tensión.
 
 
 
 
 
Por la tarde, de vuelta a lo nuestro. En un pueblito con puertito de pescadores y casas de ensueños sobre los cerros que daban al mar, encontramos un pub donde concentradamente analizar al futuro finalista: Brasil.
Y lo que era lógica se convirtió en tragedia. Inexplicablemente con el partido controlado, ganando, se les fue como agua, entre errores  impensados de Julio Cesar y sus compañeros. Holanda se abría paso casi sin esperarlo.
 
Seguimos viaje, fuimos al Pier, unas pizzas, un Uruguay – Ghana en el “fan fest# de Ciudad del cabo para 200 personas en un pequeño anfiteatro del centro comercial….
Y nada más…..ya había llegado la hora 

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