sábado, 28 de junio de 2014

DÍA 16: Invictus

El despertador sonó a las 3 am. Las valijas ya estaban en el baúl. 100 km hasta el aeropuerto de Johannesburgo a ser recorridos en una hora y media. El chárter de Aerolíneas que devuelve a parte del team a Buenos Aires parte 7:30.  Más tarde, otro auto menos apremiado por el tiempo, parte a la misma terminal, con otro punto cardinal como destino.

Alfredo, Dany y el pequeño mundialista dejaban África. Francisco con un título del cual se jacta: se va Invictus en Mundiales. 3 jugados, 3 gritados, 3 ganados. Nos deja una pesada mochila para defender.
Los otros también se van invictos, pero no cuenta. Perdieron en Berlín, y ahora la logística conspiró para prolongar su apoyo a la celeste y blanca. Una mancha.
Allí partieron, junto a varios argentinos más, 9 horas los separaban de los afectos. Pero apenas sonriendo para la foto en la fila 16 del Boeing 747.

Me quedé dando vueltas, física y emocionalmente en el aeropuerto, trasladándome lentamente desde la terminal de salidas internacionales a los mostradores del check in de vuelos de cabotaje. 3 horas después llegaron Fernando, Pablo y Maxi, los 4 que seguimos viaje hacia cuartos de final.

El vuelo hacia la próxima sede duró minutos de conciencia, más dos horas dormidos. Al llegar, el clima había cambiado radicalmente, temperatura de mangas cortas ya reinaba en el sur.

Tomamos el auto, pusimos proa al centro, tomamos posesión de un nuevo bunker, estratégicamente ubicado, de cara y con vista a otro teatro de los sueños, el Green Point para más de 64.000 personas

Rápidamente hicimos reconocimiento del terreno, buscando los lugares de encuentro, donde comer, beber y ver partidos. Por esas horas, de noche cerrada aquí, nuestros amigos ya aterrizaban del otro lado del océano.

 
 


Fran con su camisa Bafana Bafana, se abrazaba a sus amores. Ya en Buenos Aires, pensando en lo que se iba a perder y como lo iba a vivir.











Ya los extrañamos, hasta buscamos un Mall que los represente para cenar….

 
 
 
 
 
 
Pero el Mundial sigue.  A esto vinimos, al fin (y) al CABO

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