El jugador sale del partido, sin haber transpirado ni una gota, a pesar del triunfo.
El técnico le pregunta: porque está como cuando entró?
Y el jugador contesta: Usted no me dijo que jugara limpio?
Así va Brasil, no se despeina ni se desgasta.
Con la esperanza de verlos correr un poco contra los elefantes, dejamos el auto en el estacionamiento del Museo, a 5 km del estadio, y utilizamos un muy cómodo servicio de transporte gratuito que tenía una parada a dos cuadras de allí y te dejaba en la puerta (claramente, para los dos próximos partidos en Soccer City, esa será la estrategia).
Siendo 10, seguramente una combi sería casi acaparada por el equipo argentino. Quedó lugar para 3, que fueron ocupados por un extrovertido brasilero, residente en Sudáfrica, y su harem de dos sudafricanas, que no estaba claro para quien harían fuerza, dado su parecido a una manada de elefantes…
Subido al carro de la victoria, nuestro a cada metro menos querido ouro pretense, comentaba su seguridad del hexacampeonato, así como el hepta en 2014, que los demás se tenían que preparar para el 2018…. Con la elegancia de nuestro embajador Ivan en gran portugués, y la incontinencia verbal de nuestro piquetero Alfred en perfecto portuñol, fuimos retrucando, en una carrera armamentista que amenazaba no terminar bien antes de la llegada al estadio. Afortunadamente, el atasco de tránsito se liberó, y todo se relajo.
La cara del Soccer City iluminado, le otorga una imponencia y belleza a plena luz del día no luce.
Pasadas las puertas, desplegamos la banderas, pensando que era una buena idea que fuera el único testimonio de nuestro paso por tribunas repletas de amarillo.
Sin embargo, la tenacidad mundialista intentó otro logro. Subió a la bandeja superior a la asignada, y busco un espacio visible para colgar el trapo. Inmerso en esa valiente tarea estaba Alfred, cuando un Robocoop de la policía local le exigió retirarla. Pero las barreras idiomáticas y la lentitud para desatar nudos, produjeron el incidente: El hijo negro de Terminator II, arrancó de un tirón la bandera y la depositó en el container de residuos. Como una saeta bajo las escaleras Alfredo en busca del tesoro, mientras nos acercábamos a apoyar. Fiera discusión, Alfredo quedo con tortícolis de mirar al morocho a los ojos, en cualquier momento le pegaba un cabezazo a la altura del cinturón. Recogimos la bandera, le pedimos disculpas hasta en hebreo, y nos quedamos quietitos en nuestras butacas.
Ubicados detrás de uno de los arcos, la vista de la cancha era fantástica.
Solo quedo espacio para algunas fotos con hinchas bien vestidos (la primera, un simpático brasileño con un mameluco en cuya espalda esta la leyenda de cada mundial al que fue, otro ejemplo a seguir. La segunda un típico, "Donde está Wally", descubra el zapato que quedó atrás de la vuvuzela al momento del flash…).
K lindo estas Bro!!!!! Que nervios tengo!!!! VAMOS ARGENTINA CARAJOOOOO!!!!!
ResponderEliminarChee que mal lo de la bandera!!! Como es eso de que no se pueden colgar banderas de los equipos que no estan jugando? Aguanten machos que falta poco!!!
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